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Después de varias semanas de locura y comiendo pan con nocilla, hay que reconocer que el hogar le ha quedado txupendo. En esta ocasión, todavía no tenemos las fotos indicándonos dónde está cada cosa para cuando vayamos, pero seguro que todo llega. Y si no, ya nos las apañaremos cuando decidamos (y podamos) ir.

Han debido coger unas tremendas por lo que parece en las fotos. Se debieron beber hasta el agua de los floreros. Nos ha quedado claro que ya mismo tenemos que ir.

De momento, Elena (conocida por todas como Petrol desde el anterior viaje; para quien no lo sepa, este apodo surgió después de que se le quedasen los dientes morados de tanto beber un vino que desteñía en la boca) ha sido la primera en ser alojada por nuestra Ville.


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